Jaime es el tío de Xergio. 
Yo me llevo 10 años con él, toda una generación. Esos 10 años han hecho que aunque hayamos compartido infancia lo hayamos hecho a otro ritmo. Nunca me he llevado mal con mi hermano, todo lo contrario. Pero desde que Xergio enfermó empezó a tener superpoderes todo ha sido diferente.
Veréis, una enfermedad como esta es dolorosa, tanto para los padres como para la familia. Los que tenemos cerca tienen que ser muy valientes para acercarse a este dolor y ayudar. Y Jaime lo ha hecho siempre desde nuestras primeras visitas al hospital.
Recuerdo cuando Jaime venía a vernos al hospital en los primeros ingresos con la cara compungida por el dolor y el miedo. Pero ese dolor y ese miedo no le ha hecho alejarse, todo lo contrario. Hemos hecho desde entonces muchas más cosas juntos. En cierta medida los superpoderes de Xergio nos han acercado.
Jaime se ha venido con nosotros a París para estar con David. Él y Tiziana se han quedado en casa para que nosotros podamos ir a cenar. Ha venido con nosotros a correr carreras bajo la lluvia a cientos de kilómetros. Nos ayuda con las tareas informáticas que necesitamos en la Fundación. Viene de vez en cuando y nos hace la comida. Está con nosotros.
La maratón que refleja en gran medida cómo es la vida es un escenario perfecto para saber cómo es él. En la maratón de Madrid Jaime estuvo esperándonos a la mitad para acompañarnos, llevar el agua y dar ánimos cuando ya no hay nadie que te pueda animar. Le daba igual la carrera, el tiempo, la medalla, terminar… él sólo quería estar.
Y cuando la gente me pregunta que quién es ese tipo tan callado pero que dice tanto con los ojos yo me lleno de orgullo al decir que es mi hermano. Una de las personas más generosas y con el corazón más grande que conozco.
Xergio 